Víctor Manuel Gutiérrez Caballero
PASIÓN RESERVADA
Se escapa como un soplo
abrumado en la endeble sombra.
Confusa, en un momento,
tras el sentimiento de la ausencia.
Como un lamento desvanecido,
al borde de un abismo de suspiros
saciados de murmullos vulnerados.
Como tantos frágiles amores
de furtiva querencia desvanecida,
entre las olas del recuerdo callado.
Como el aire que se consume,
cuando encuentra el llanto errante
perdido en el cadencia del sollozo.
Como esa sincera sonrisa
encontrada en el camino,
que se adormece en el atardecer
de la esencia cubierta de desnudez.
ALAS ROTAS
Sobre el eco olvidado de la distancia,
se envuelve el alma entre la duda,
atrapada en el regazo acumulado de quimeras,
con las alas rotas de otros sueños
perdidos entre miradas cautivas.
Aún espera elevar el vuelo
entre latidos rociados con aromas de ilusión suspirada
y el canto desbordado de los labios callados
entre los recuerdos del fragor eterno.
Sin consuelos desvanecidos en el tiempo
que limiten el soplo de la esperanza...
Tan solo con el deseo apasionado
dibujado en una sonrisa placentera.
Más poemas en:
DULCE LÁGRIMA
Es necesaria una lágrima de dulzura y ensueño,
para renacer disoluble en la calmada ternura,
con placenteros manantiales de silencio
emanados de confusa sombra de la locura.
El apasionado consuelo,
indiferente al abatido sentimiento,
se abandona en el resplandor velado,
entre densos rumores de indelebles desamores
que colman de rumores el verbo del aliento.
Del esbozo estimulado por la delicia de la quietud,
brotarán otras pasiones diseminadas
que alejarán los andados recuerdos
labrados en la nostalgia de la memoria.
De la sincera espera abandonada,
renacerá el deseo liberado…
para romper la carencia del encanto,
con distintos suspiros de sublime pasión…
en ese dulce impulso de anhelo,
contenido en un inefable desaliento.
Del inevitable sueño de la vida,
el efímero desvelo del alma enamorada
en la noche renovada con el despertar de un beso,
entre la ternura de una desnuda mirada.
MELODÍA FUGAZ
De vez en cuando, levemente,
mis labios susurran alguna melodía
que flamea desde lo más íntimo
hasta el ventanal del olvido soñado.
Y vuela turbadora, en busca de la esencia,
entre los corazones tristes de versos
que se guardan bajo la textura del alma.
Y ensancha el pecho desnudo de estelas,
cuando vuelve a tañir el ritmo de la ausencia,
en esa soledad del viento amarrado,
abocado al beso eterno que nunca se encuentra.
Y busca el dulce refugio inventado
en la inalcanzable despedida que regresa,
porque a nadie pertenece
su contenido brote de cadencias improvisadas,
preludio del crepitar de la ternura sementera,
sin huellas polvorientas en los senderos
que desfallezcan entre las sombras imperecederas.
LA SOLEDAD DE OTRO AMANECER
Calla de soledad sentida
al suspirar el amargo lamento,
entre recuerdos perdidos al azar
de la ausencia de una mirada olvidada.
Cuando la noche se torna errante
y vuelve el incesante sollozo
que palpita entre el frágil sosiego,
enredado en el impasible tálamo.
Cuando ya no quedan lágrimas furtivas
que derramar sobre el vientre apagado,
abandonado al indolente desconsuelo
que se evapora en el desolado llanto…
Apenas queda un soplo de aliento
para dormitar en el indeleble desvelo,
tan solo aquellas pinceladas de nostalgia,
de ese amor perdido en un beso,
que ya ni siquiera pertenece al recuerdo...
Tal vez al lánguido tormento
de la soledad de otro amanecer.
© 2013 by VICTOR MANUEL GUTIÉRREZ CABALLERO